Es como si Vermeer hubiera encontrado un sitio lleno de secretos y expresiones. Un sitio entre dos paredes en donde podía posicionar sus modelos, alfombras, mesas y pensamientos y de allí brotaba todo lo que necesitaba decir.

En algunos de sus cuadros, utilizava mapas colgados – pero claro! Delft era una ciudad importante para la Campania de Las Indias Occidentales que viajava todo el mundo.

Y a las personas se les puede ver y sentir por el medio de la luz y sus reflejos. Casi casi se les puede escuchar sus pensamientos flotando en el cuadro. Sus angustias temblando en las texturas. Sus deseos vibrando por el medio de los colores y por fin aflicciones y miedos escondiéndose entre las sombras. Pero la luz es una constante – no cambia nunca, bien como el vitral por la que pasa.
Si este es un lugar definitivamente mágico.